El cerebro es como un paracaídas: si no se abre, no sirve para nada.


¿Cuántas veces en la vida cotidiana creemos estar ante un problema que, o bien no tiene solución, o bien creemos que nos faltan datos para resolverlo?

Éste es un magnífico ejemplo para poner a prueba, no el ingenio, sino la capacidad para pensar desde otro lugar.


Aca va el planteo!!

Un comerciante viaja a su trabajo todos los días usando el mismo tren, que sale de la misma estación y que tiene los mismos horarios, tanto de ida como de vuelta. 

Para colaborar con él, su mujer lo lleva a la mañana hasta la estación y luego lo pasa a buscar a las 5 de la tarde con su coche, de manera tal de ahorrarle un viaje en colectivo.
Para el problema, lo importante es que la mujer lo encuentra todos los días a la misma hora, a las 5 de la tarde, y juntos viajan a su casa.

Un día, el marido termina su trabajo más temprano y toma un viaje previo que lo deposita en la estación a las 4 de la tarde (en lugar de las 5, como es habitual). Como el día está muy lindo, en vez de llamar a la mujer para contarle lo que hizo, decide empezar a caminar por la calle que usa ella para ir a buscarlo. Se encuentran en el trayecto, como él había previsto. El marido se sube al auto y juntos vuelven a su domicilio, al que llegan 10 minutos antes que lo habitual.

Si uno supone la situación ideal (e irreal también) de que:
a) la mujer viaja siempre a la misma velocidad;
b) sale siempre a la misma hora de la casa para ir a buscar a su compañero;
c) el hombre se sube al auto en forma instantánea y sin perder tiempo
d) nunca aparece nada extraño en el camino, ni semáforos que dilaten o aceleren el tránsito, etcétera.

¿Puede usted determinar cuánto tiempo caminó el marido cuando ella lo encontró?

Hasta aquí el planteo. Un par de reflexiones antes de pasar a la solución.

Como se da cuenta, el problema en sí mismo es una verdadera pavada. La belleza consiste en que no hay que utilizar ninguna herramienta sofisticada, ni ningún recurso extraordinario. Sólo hay que
pensar, y para eso, usted decide cuándo y cómo lo hace. Lo único que le pido es que me crea que vale la pena.
Dicho esto, me queda un par de observaciones más. Luego de pensarlo un rato, uno empieza a sospechar que al problema le faltan datos.

Por ejemplo, que falta saber:
a) la velocidad a la que caminaba el marido;
b) la velocidad a la que manejaba la mujer;
c) la distancia entre el domicilio y la estación.
Y seguramente habrá más cosas que usted pensó que me olvidé de poner aquí. No. No se necesita más nada. O sea, siga sola/o con lo que tiene, que es suficiente. La única concesión que me tiene que hacer es aceptar que las condiciones son ideales, en el sentido de que el hombre no pierde tiempo cuando sube al auto, que el auto gira en forma instantánea para ir de una dirección a la otra, que la mujer sale siempre a la misma hora para buscar al marido, etcétera.

(Fuente: "MATEMÁTICA… ¿ESTÁS AHÍ? Episodio 3,14, por ADRIÁN PAENZA)


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